miércoles, 22 de diciembre de 2010

Divina tu resplandecente luz.


Cuando la luz del sol desapareció, tu mirada llenó de resplandor mi corazón. Desde entonces vivo cautivo de tu luz, que me ciega sin dejarme ver mas allá de tu alma.

Cuando se te apague la luz en tus ojos nunca olvides la luz de tu alma, que es aquella que te ilumina para que nunca pierdas el rumbo de quien amas.

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